"SEÑORA SANTA MARIA"
Señora Santa María, santísima Señora, Madre de Dios; tú eres la más
pura de alma y cuerpo, que vives más allá de toda pureza, de toda
castidad, de toda virginidad; la única morada de toda la gracia del
Espíritu Santo; que sobrepasas incomparablemente a las potencias
espirituales en pureza, en santidad de alma y cuerpo; mírame
culpable, impuro, manchado en el alma y en el cuerpo por los vicios
de mi vida impura y llena de pecado; purifica mi espíritu de sus
pasiones; santifica y encamina mis pensamientos errantes y ciegos;
regula y dirige mis sentidos; líbrame de la detestable e infame
tiranía de las inclinaciones y pasiones impuras; anula en mí el
imperio de mi pecado; da la sabiduría y el discernimiento a mi
espíritu en tinieblas, miserable, para que me corrija de mis faltas y
de mis caídas, y así, libre de las tinieblas del pecado, sea hallado
digno de glorificarte, de cantarte libremente, verdadera madre de la
verdadera Luz, Cristo Dios nuestro. Pues sólo con Él y por Él eres
bendita y glorificada por toda criatura, invisible y visible, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
( Agradecemos a Irma González que nos envió esta hermosa oración, la
cual compartimos con ustedes)
Señora Santa María, santísima Señora, Madre de Dios; tú eres la más
pura de alma y cuerpo, que vives más allá de toda pureza, de toda
castidad, de toda virginidad; la única morada de toda la gracia del
Espíritu Santo; que sobrepasas incomparablemente a las potencias
espirituales en pureza, en santidad de alma y cuerpo; mírame
culpable, impuro, manchado en el alma y en el cuerpo por los vicios
de mi vida impura y llena de pecado; purifica mi espíritu de sus
pasiones; santifica y encamina mis pensamientos errantes y ciegos;
regula y dirige mis sentidos; líbrame de la detestable e infame
tiranía de las inclinaciones y pasiones impuras; anula en mí el
imperio de mi pecado; da la sabiduría y el discernimiento a mi
espíritu en tinieblas, miserable, para que me corrija de mis faltas y
de mis caídas, y así, libre de las tinieblas del pecado, sea hallado
digno de glorificarte, de cantarte libremente, verdadera madre de la
verdadera Luz, Cristo Dios nuestro. Pues sólo con Él y por Él eres
bendita y glorificada por toda criatura, invisible y visible, ahora y
siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
( Agradecemos a Irma González que nos envió esta hermosa oración, la
cual compartimos con ustedes)