martes, 24 de abril de 2012

¡ABRE TU PUERTA, QUE TE ESCUCHO!



¡ABRE TU PUERTA, QUE TE ESCUCHO!

Creo en Ti, espero en Ti
y quiero entrar por Ti y contigo en el Valle Celestial
Tú, Señor, eres Buen Pastor
tu mano me indica los caminos a seguir
tus ojos se fijan en los míos
cuando me siento débil y enfermo.
Si me lanzo hacia el abismo, me socorres
Si me equivoco de senda, reconduces mis pasos

Creo en Ti y espero en Ti.
Tu presencia, es báculo que me da seguridad
Tu Palabra, es aliento y consejo certero
que empuja mi pensamiento y mi decisión
Tu huella, de Buen Pastor,
es guía que me compromete a vivir unido a Ti
y a trabajar por tu Reino.

Tu cayado, siempre firme y eterno,
es apoyo que necesito cada día que avanzo.
En la falsedad, me hace optar por la verdad
En la incredulidad, me sumerge en la fe
En la tibieza, me aporta fortaleza
En la oscuridad, me arroja hacia la luz
¡Abre tu puerta, Señor, que voy contigo!
Que te escucho, porque eres Pastor

Pastor que amas y te entregas por amor
Pastor que conoces, y llamas con amor
Pastor que alimentas, y lo haces por amor
Pastor que aguardas, y esperas con amor
Pastor que hablas, y das en el corazón.
¡ERES MI BUEN PASTOR, SEÑOR!
¡ABRE TU PUERTA Y ENTRO CONTIGO!
(JAVIER LEOZ)

Gracias Padre Vicente Vega Soto, de la Ciudad  
De Mexico esta Oración
".....Audio....."

"ORACION A LA VIRGEN DEL PERPETUO SOCORRO"






"ORACION A LA VIRGEN DEL PERPETUO SOCORRO"

Oh Madre del Perpetuo Socorro, concédeme la gracia de que pueda
siempre invocar tu bellísimo nombre ya que él es el Socorro del que
vive y Esperanza del que muere. Ah María dulcísima, María de los
pequeños y olvidados, haz que tu nombre sea de hoy en adelante el
aliento de mi vida. Cada vez que te llame, Madre mía, apresúrate a
socorrerme, pues, en todas mi tentaciones, y en todas mis necesidades
propongo no dejar de invocarte diciendo y repitiendo: María, María,
Madre Mía.
Oh qué consuelo, qué dulzura, qué confianza, qué ternura siente todo
mi ser con sólo repetir tu nombre y pensar en ti, Madre Mía. Bendigo
y doy gracias a Dios que te ha dado para bien nuestro ese nombre tan
dulce, tan amable y bello. Mas no me contento con pronunciar tu
bendito nombre, quiero pronunciarlo con amor, quiero que el amor me
recuerde que siempre debo acudir a ti, Madre del Perpetuo Socorro.
Amen.