jueves, 24 de marzo de 2011

"ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES "


 
"ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES "

Oh María, que te apareciste a Bernardita
en la cavidad de la roca;
al frío y a las sombras del invierno
tú les trajiste el calor de tu presencia
y el resplandor de tu belleza.
Infunde la esperanza, renueva la confianza
en el vacío de nuestras vidas,
tantas veces sumidas en la sombra,
y en el vacío de nuestro mundo,
en el que el Mal hace valer su fuerza.
Tú, que eres la Inmaculada Concepción,
socórrenos, pues somos pecadores.
Danos humildad para la conversión
y valor para la penitencia.
Enséñanos a rezar por todos los hombres.
Guíanos a la fuente de la verdadera vida.
Ayúdanos a caminar como peregrinos
en el seno de la Iglesia.
Estimula en nosotros el hambre de la Eucaristía,
pan del caminante, el Pan de Vida.
Oh María, el Espíritu Santo hizo en ti maravillas:
Él, con su poder, te ha colocado junto al Padre,
en la gloria de tu Hijo, el Viviente.
Vuelve tu maternal mirada
a nuestras miserias del cuerpo y del espíritu.
Que tu presencia, como luz reconfortante,
brille a nuestro lado en el trance de la muerte.
Queremos rezarte, oh María,
con sencillez de niños, como Bernardita.
Que entremos, como ella, en el espíritu
de las Bienaventuranzas;
así podremos, ya aquí abajo,
empezar a conocer las alegrías del Reino
y cantar contigo tu Magníficat.
¡Gloria a Ti, Virgen María,
dichosa servidora del Señor,
Madre de Dios,
morada del Espíritu Santo!
¡Amén!
 

" ORACIÓN AL ESPIRITU SANTO"



" ORACIÓN AL ESPIRITU SANTO"



Espíritu Santo, hoy quiero hablar contigo. Concédeme la luz y la paz
interior para ir hablándote paso a paso y sentirme escuchado.
Hoy es tiempo de una gran prueba interior, tu purificación para
conmigo. Te siento como el Podador, estás arrancando de cuajo lo que
no sirve y preparas el terreno para que ello suceda: una prueba aquí,
una cruz allá, un digusto aquí, una resistencia acá. Estás
transparentando la toma de conciencia de mis propias respuestas
interiores para convertirme.
Recuerdo a San Juan de la Cruz cuando dice que al investir esa llama
de amor y de fuego en que consiste la purificación, el Espíritu Santo
nos da la luz a nuestro ojo espiritual, para poder ver con toda
claridad nuestra naturaleza humana: miseria.
Sé que tu forma de amarme es purificarme. ¿pero cual es hoy mi
respuesta?
En la alternativa, sabes que muchas veces elijo mi propio parecer y
evado la respuesta evangélica que me haría vivir en paz y hasta
soportar con alegría la cruz.
Me doy cuenta que aspiro a pensar y a actuar sobrenaturalmente con
medios y actitudes exclusivamente humanos, apareciendo entonces por
doquier, las contradicciones que frustran, desconsuelan y angustian.
Te estoy escuchando: "Yo soy la vid, vosotros los sarmientos... Sin
mí no podéis hacer nada". En estos momentos quiero comenzar algo
distinto: AYUDAME, ven con tu hierro candente, cámbiame, transfórmame
y que aprenda a orar incesantemente noche y día contigo.
No quiero contar más conmigo, deseo vencer mi orgullo y dar un paso
de humildad: Sin ti, no puedo hacer nada y nada soy. Espero verte
cara a cara en el misterio, charlar juntos con confianza y fe, sin
miedos y sin culpas.
Tú resucitaste, estás en espíritu y verdad, aquí, ahora, junto a mí.
Acepta mis miserias, te las entrego como lo único que puedo ofrecerte
y háblame al oído con tu delicada dulzura.
AMÉN.