SEÑOR ENSEÑAME A VIVIR EL EVANGELIO
Señor, Enséñanos a vivir el Evangelio,
Ayúdanos a cambiar, Señor,
nuestra mirada mundana, egoísta,
poco comprometida,temeroso, acomodada,
Ayúdanos a cambiar, para mirar las cosas,
el mundo,la vida con tu mirada y desde tus ojos.
Quítanos las anteojeras que vamos construyendo
a lo largo de los años, que nos aislan del dolor
y del sufrimiento de los que caminan al lado.
Sacude nuestro corazón para aprender a ver
con los ojos llenos de Evangelio y Esperanza
Corre ya el velo de nuestros ojos para que viendo
podamos con-movernos por los otros
y movernos desde lo profundo de cada uno
para acudir a dar una mano a los que están caídos
al costado del camino, los que esta sociedad ciega
ha tirado a un costado porque no cuentan
o no interesan a las leyes del mercado.
Convierte nuestra mirada para hacer posible y cotidiano
el milagro del buen samaritano, ver al otro y acercarse
no pasar a su lado,compartir, ser generoso,
darlo todo por el hermano.
¡Cuántas cosas son posibles, mi buen Dios,
si cambiamos la mirada, si no damos vuelta la cara,
si no vivimos encerrados!
Abre nuestros ojos, ten compasión de nosotros,
como pedía el ciego del evangelio,
que no veamos borroso,
no sea que confundamos el camino
y creamos encontrarte
donde tú no te has quedado.
Descúbrenos Señor tu presencia viva,
entre los pobres.
Que te re-conozcamos en el desnudo,
el hambriento, el que está solo,
el preso, el enfermo, y tantos otros Señor,
en quienes nos sales al encuentro cada día,
sin que a veces lo advirtamos,
por tener el corazón endurecido
y los ojos cegados.
¡ Conviértenos Señor !
Devuélvenos la mirada confiada
de los niños, la transparencia que habla
de lo que abunda en el alma.
No permitas que cerremos los ojos
y creamos hallarte dentro nuestro
sin buscarte y encontrarte
por dondes andas a diario.
Que la ambición. el conformismo,
la comodidad y las falsas seguridades
no nublen nuestra mirada.
Desata ya mismo un vendaval que se lleve
las nubes de nuestras explicaciones fáciles,
y también las díficiles,
a Dios no alcanza con que explicarlo,
hay que vivirlo
y contemplarlo donde a El se le antoja estar
y no donde a nosotros nos conviene ver
Será tan díficil, Señor,
que nos demos cuenta que no estás
en el crucifijo de madera tallada que adoramos
sino ahí tirado entre los que ni siquiera miramos.
Ayúdanos Señor a ver, y a cambiar…, a verte
y a optar… a utilizar esos lentes maravillosos
que nos dejaste para mirar el mundo, la realidad,
la vida: La mirada del Evangelio,
para ver con tus ojos Señor.
Amén.
Escrita por : Marcelo A. Murúa)
(Del libro "Ver la Vida con la mirada del Evangelio)
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