MARIA, IMAGEN DEL AMOR DIVINO
Padre Celestial, Tú has querido que en María
se reflejase tu amor.
¡Gracias por habernos dado una madre tan
perfecta! Ella es para nosotros una nueva
revelación de todos los tesoros de bondad
que se encuentran escondidos en tu corazón
paterno, nos muestras hasta que punto Tú
eres bueno y dulce en tu amor.
Con su ternura y su solicitud, ella nos
hace conocer el afecto delicado y vigilante
que te une a Tí con nosotros, puesto que
toda la fuerza de tu amor materno desciende
a ella de tu corazón de Padre.
En María no hay nada que no le haya sido dado
expresamente por Tí: ella trae a nosotros tú
imágen, nos hace descubrir tu rostro de amor.
Sin el consuelo de su presencia y la continuidad
de sus atenciones, nos faltaría una de las pruebas
más evidentes de que Tú estás contínuamente cercano
a nosotros, para sostenernos, consolarnos, y
protegernos. Su mirada bondadosa y su inmensa piedad
para con los pecadores, como somos nosotros, nos
invitan a creer que tu misericordia es inconmensurable
y que no se deja vencer por la ingratitud y por la
maldad.
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