domingo, 4 de mayo de 2014

OH MARIA





OH MARIA 

Eres, oh María, señora de la historia,
porque en ti se cumplió "la plenitud de los tiempos".
Se inauguró contigo una nueva era 
en la historia del hombre y Dios. 

Nos llena de gozo saberte tan de ayer 
y tan de hoy. ¡Tan de siempre!
Nunca envejecida, ni olvidada.
Siempre joven, como la gracia de Dios.

Te cantamos hoy,
como te cantaron ayer y te cantarán siempre 
todas las generaciones:
¡Tú eres la flor más hermosa
y el fruto más preciado de la humanidad!

Eres la bendición pura de Dios
en el corazón del mundo y de la Iglesia.
Eres la bendita por excelencia y sin reservas,
sobre quien nunca recayera maldición ninguna.
Bendita, porque creíste y te fiaste de Dios,
porque a Él consagraste, por entero,
las fuerzas de tu alma y de tu cuerpo.

Cada vez que te llamamos bendita,
aprendemos de ti a encontrar
la música y la letra, el tono justo 
de las bendiciones que debemos pronunciar 
los unos sobre los otros.

Enséñanos a cantar tu Magníficat
bendiciendo a Dios por sus maravillas
sobre ti, sobre nosotros, sobre el mundo. 
Amén.
*** * ***

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