"
JESUS CRUCIFICADO "
Jesús mío que estás crucificado
llevas dos mil años de dolor
y tu pena en vez que mengue se agiganta.
Cansado has de estar por soportar
nuestra falta de amor y exceso de desprecio,
y es que aun no hemos comprendido
que eres el precio de nuestra salvación.
Señor, veinte siglos de dolor se te hacen pocos
con tal de vernos salvados a tú lado,
y a veces me quiero imaginar
que ya te acostumbraste a estar clavado
como yo me he acostumbrado al pecado.
Parece que el árbol de la vida sigue muerto
parece que tú muerte Señor ha sido en vano.
Pero no, tú muerte ha sido un triunfo
que de mí depende llevar a cabo,
pues la mayor parte Tú la has hecho.
Señor, que bien te ves así crucificado
ocupando el lugar de sus hermanos,
te imploro que no bajes del madero
hasta que yo aprenda a estar contigo.
La esperanza del hombre no termina,
en la vida, en la enfermedad o con la muerte,
la esperanza del hombre se prolonga
como el amor que Dios le tiene en el Calvario.
Amado Jesús mío crucificado
de esa forma nos haces comprender
que la vida no es un efímero placer
sino un camino áspero y estrecho.
Que para estar resucitado un día
primero hay que estar crucificado
como Tú, por mí, lo estás Señor hasta este día
Fr Manuel Correa
Jesús mío que estás crucificado
llevas dos mil años de dolor
y tu pena en vez que mengue se agiganta.
Cansado has de estar por soportar
nuestra falta de amor y exceso de desprecio,
y es que aun no hemos comprendido
que eres el precio de nuestra salvación.
Señor, veinte siglos de dolor se te hacen pocos
con tal de vernos salvados a tú lado,
y a veces me quiero imaginar
que ya te acostumbraste a estar clavado
como yo me he acostumbrado al pecado.
Parece que el árbol de la vida sigue muerto
parece que tú muerte Señor ha sido en vano.
Pero no, tú muerte ha sido un triunfo
que de mí depende llevar a cabo,
pues la mayor parte Tú la has hecho.
Señor, que bien te ves así crucificado
ocupando el lugar de sus hermanos,
te imploro que no bajes del madero
hasta que yo aprenda a estar contigo.
La esperanza del hombre no termina,
en la vida, en la enfermedad o con la muerte,
la esperanza del hombre se prolonga
como el amor que Dios le tiene en el Calvario.
Amado Jesús mío crucificado
de esa forma nos haces comprender
que la vida no es un efímero placer
sino un camino áspero y estrecho.
Que para estar resucitado un día
primero hay que estar crucificado
como Tú, por mí, lo estás Señor hasta este día
Fr Manuel Correa
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