lunes, 14 de noviembre de 2011

" SEÑOR JESUS... " Muéstrame tu camino hoy Señor


" SEÑOR JESUS... "

Señor, Dios mío, dame fuerzas cuando pierdo el aliento,
cuando sólo veo sombras,
cuando no siento ni mi propia alma.

Dame, oh Dios, paciencia con mis limitaciones y tolerancia
con tantas realidades que no alcanzo a digerir.

Hay días en los que no puedo con tantas preguntas y tan pocas
respuestas,
con penas tan largas y alegrías tan pasajeras.
Necesito, Señor, la serenidad de un monje,
la paz del místico, la despreocupación del niño,
la paciencia de una madre.

Quédate conmigo, Dios mío, y dame luz,
dame fuerza, dame esperanza.
Aquiétame, guíame, ámame, Señor.

Quiero confiar, necesito confiar.
Tengo que descargar en ti este peso que me aplasta
y creer que al final todo saldrá bien.

No sé cuándo las semillas darán fruto
y a veces creo que esta noche es la única que no tendrá un amanecer.

Ayúdame, Dios mío, enjuga mis lágrimas,
sé mi refugio y dime de nuevo que nunca aba ndonas a los que en ti
confian.

.....Amen


Muéstrame tu camino hoy Señor


2 comentarios:

  1. www.versolanuovacreazione.it / Stefania Caterina /

    Por esto estoy manos en la obra, para que todos aquellos que vendrán a mí, sean introducidos por mí en una relación nueva y filial con el Padre.
    Estos serán instruidos interiormente por mí para estar preparados a comprender y a vivir los acontecimientos que le esperan a la humanidad. Cuando mi obra sea cumplida en cada uno y en todo el universo, volveré en mi gloria, e introduciré a todos aquellos que me pertenecen en la creación nueva, incorrupta e incorruptible.
    Será esta la dimensión nueva y purísima del espíritu donde vivirá la humanidad redimida, será el reino de los cielos que entregaré a mi Padre al final de los tiempos, pero que ya desde ahora pertenece a cuantos viven para mí y en mí.(2)

    Al contrario, cuantos hubieran quedado fuera de mí, porque no me hubieran acogido ni reconocido como Hijo de Dios y Salvador, no entrarán en la nueva creación.
    Yo he venido a la Tierra para dar comienzo a un tiempo nuevo, definitivo y decisivo para la humanidad de todo el universo. Después de mi muerte y resurrección e comenzado un camino progresivo hacia la nueva creación. Con mi pasión he cumplido delante del Padre con toda justicia, lavando con mi sangre la culpa de los progenitores y cancelando vuestra pesada deuda. Así he abierto el camino a cada hombre de buena voluntad que quiera acogerme y seguirme. Si os entregáis a vosotros mismos, os conduciré perfectamente según los planes de Dios, para introduciros un día en el reino de los cielos. Pero corresponde a vosotros caminar. ¡No penséis que yo haga también vuestra parte! Yo estoy cerca y os sostengo pero no camino en vuestro lugar. A menudo los cristianos se recuestan sobre mí, pensando que yo ya lo he hecho todo y que ellos no deban hacer más nada. Se contentan con participar en algún rito religioso y así se creen en su lugar. ¡No, hijos, esta actitud está equivocada! Yo os he redimido, es cierto, pero si os quedáis inertes y pasivos sin tomar sobre vosotros la responsabilidad que os corresponde, como hombres espiritualmente maduros,¿cómo podrá dar frutos la redención en vosotros? ¿En qué os distinguiréis de aquellos que no creen? Mi vida y mi obra se deben encarnar en cada uno de vosotros, de modo que podáis hacer eficaz mi Sacrificio, volverlo vivo y visible, a favor de vosotros mismos y de los demás. No basta creer en la Redención, es necesario entrar plenamente, tomando la propia cruz y siguiéndome.
    Si esto vale a nivel de los individuos, tanto más vale para la humanidad entera. Toda la humanidad deberá conocerme, acogerme y seguirme si quiere ser conducida por mí al Padre e introducida en el reino de los cielos. Solo a mí me corresponde reconducir la creación entera al Padre, por eso es preciso que todo pase a través de mí.
    ¿Cuál es entonces vuestra tarea en este tiempo? Es creer firmemente en mí y ofreceros a mí, para que yo pueda uniros a mí para llevaros al Padre. Esto significa ser recapitulados en mí; de este modo seréis parte de mi Cuerpo Místico, que es la fuerza más grande que opera en el universo. Del Cuerpo Místico forman parte mi Madre, los ángeles, los santos, y todos aquellos, vivos y difuntos que han creído y creen en mi obra, porque aman al Padre y me reconocen como Hijo de Dios y Redentor de la humanidad entera. Así resultaréis partícipes de la acción del Padre y de la mía, seréis parte de los ejércitos de Dios que están trabajando poderosamente en este tiempo. He aquí porque es absolutamente necesario que os decidáis a vivir para Dios, que os renovéis interiormente separándoos de vuestro egoísmo. Espero de cada uno de vosotros una decisión seria e inequívoca. Tal decisión no puede ser más revocable; esto vale para cada uno y para la humanidad entera.
    www.versolanuovacreazione.it / Stefania Caterina /

    hombres y mujeres de

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